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Palabras conjuros

Palabras conjuros

relato corto



A veces, cuando la calma se ausenta; cuando demonios interiores que carcomen tu alma royendo tus sueños, que paralizan o ciegan: encuentras palabras conjuros que al pronunciarlas  de pesadillas te alejan y a la realidad te despierta.
Tu nombre es palabra y conjuro.
Nace de lo más profundo de mis entrañas sube desgarrando todo a su paso por mi estómago hacia la tráquea y —aunque de vez en cuando se atora en mi garganta muriendo en un murmullo imperceptible, paralizado por la gente que me rodea; o a veces indomable y poseída surja como un grito explotando en forma de látigo funesto, de relámpago incierto—, congela mis temores, me devuelve la sonrisa.
Incluso en aquellas noches en que tú nombre sale sin pensarlo. Completo. Todo tu nombre y apellido, como buscándote, implorando tu llegada.
Deseando por primera vez conocerte.
Pidiéndole a cualquier absurdo Dios que existas en este universo

enero del 2014
Antonio Alejandro Galland

Retorno a la Inocencia

Retorno a la Inocencia

Al Colegio Guido Spano de Salta




     En días como estos, cuando una lluviosa madrugada de mi aletargada calma me saca, olvido que el tiempo lo trastoca todo, y regreso en imaginarios viajes a los tiempos donde la inocencia nos rodeaba.

     Cuando un beso era el premio inalcanzable que se soñaba en el patio del recreo, donde se jugaba a ser grandes y no dejábamos de ser algo más que niños barbados. Donde latía el corazón aprisa si ella te miraba, te sudaban las manos y la piel se erizaba cuando ella sin querer te rozaba.

    Cuando un amigo valía una pelea y una pelea el honor de la manada. El escapar de clases la rebeldía suprema.
  
    Los días que recuerdo son soleados con tonos en naranjas-rojizos, blancos y amarillos intensos. Incluso los días fríos son blancos diáfanos, repleto de delantales y rostros que ya se diluyen en el brumoso libro de mis recuerdos.

    Los hay de aquellos más tristes, cuando ella miraba a alguien más, y el pasillo del recreo, se hacía infinito, mientras mordías la rabia y sentías que veías pasar la vida, que no eras parte de ella. O cuando la noche de repente era toda tuya y la abrazabas con los brazos extendidos y con una resaca a la mañana.
     Esas noches como ésta: que te encontraban en grupo; repletas de anécdotas que el tiempo hermosea: La gran pelea. Los que se escondieron y miraron de lejos. El que recibio los golpes... Enero es mágico para mis memorias, pero aún puede haber algo remoto, que en la duda de la madurez quedará enterrado.
     Inútil pensar en "lo que hubiese sido si..." De lo que soy no me arrepiento, y lo que dejó mi querido colegio se lo agradezco, lo bueno, lo malo, lo triste, lo grandioso, lo pequeño, La amistad ganada, la perdida, la semana de la dulzura más grandiosa, sólo por un solo beso en el último día... Los machetes que fabricábamos para aprobar materias insufribles... Ya la noche termina, mi lapicera también está vacía, y siento que ésto no salió tan sincero como querría. Aún guarda secretos de amor de aquel tiempo. De ojos verdes que nunca sabrán lo que siento.

      Al fin y al cabo hay miradas que uno nunca olvida...

Antonio Alejandro Galland


When Laikhra return to my memory...

When Laikhra return to my memory...

Y estoy solo de nuevo. 

Con mi gran compañera ansiosa de secuestrarme, de llevarme lejos de aquí... y con vos...

Ella es muy celosa, mucho más de lo que fuiste tu. Cuando te pienso hunde sus uñas entre las heridas que tu hiciste, haciéndolas sangrar de nuevo. Es capaz de tomar mi corazón entre sus manos y exprimirlo de a poco, que cada gota de sangre caiga en un gran brasero donde un humo fétido y oscuro cierre lentamente mis pulmones y mis fosas nasales, para que el simple acto de respirar se convierta en una tortura. Realmente logró ser más posesiva que vos. Pero aun así, cuando ella está distraída, me escapo de sus tentáculos opresivos y corro a buscarte. Y entre tus brazos encuentro momentáneamente la cura para todos los males del mundo que caen sobre mí. A veces de sus manos... A veces de las tuyas...



Y jugamos un perverso, morboso, destructivo y absurdo juego entre los tres... Y yo estoy en el medio. Ella que me rodea completamente tratando de que me rinda y así dominarme eternamente. Yo que escapo de ella cuando puedo o cuando escucho tu llamado o tu ruego. Y vos... que seguís bien lejos y teniendo el poder de salvarme, después que me llenaste de ilusiones, de esperanzas; después que vuelvo a creer en ti; sin ninguna merced para mi tan maltratado espíritu, me empujás nuevamente a las fauces de ella, para que de nuevo me lastime y me destruya queriendo volver a ver la luz de tu dulce sonrisa.
Y estoy solo de nuevo. Desde hace tiempo que lo estoy. Pues tú te fuiste y estas horribles batallas desgarradoras solo son estáticas, imaginarias fotografías, escenas que arma mi memoria ya cansada de esperar. Pero las dos son reales. Tanto ella con su mortal fuerza y vos con tu dulzura habitan en mi día a día. Y estamos los tres peleando una guerra ya perdida, pues vos me hiciste su prisionero cuando te marchaste; vos me entregaste atado de pies y manos, con una venda en los ojos y una herida en mi pecho, aun sangrando, que dejaba ver los débiles latidos que mi corazón aún era capaz de entregarte; vos me encadenaste a ella e hiciste una promesa que nunca cumpliste y nunca más regresaste. Juraste liberarme y darme vida, pero al alejarte te olvidaste pronto de mí y me dejaste encadenado a ella... a ella y a nadie más...
Antonio Alejandro Galland


Vendaval de Sueños

Vendaval de Sueños

      Los vientos arremolinan recuerdos de una hermosa tarde que compartimos juntos.

    Las pequeñas gotas de lluvia, lluvia de imágenes del alma, golpean suavemente. Y las nubes de la memoria anuncian una embestida total contra mi aletargado silencio, contra mi viviente soledad. Nubes negras, que descargan más gotas de lluvia, más grandes, más fuertes, más hermosas... se levantan en el horizonte lejano, como un telar infinito tejido por el amo de las horas... Y arrastra el agua al silencio, que se quiebra cuando el viento golpea en mi ventana anunciando tu llegada.  La soledad se disuelve al ser ahogada por el aroma de la tierra mojada: La tierra de mi vida con el agua de tus recuerdos.


     Eres tú: la tempestad que entorna mi ser de tu esencia. Girando incansablemente, elevándome al ojo de ese gran tornado que es el sentimiento anidado entre los dos eternamente, desde el primer momento; Formado de pequeños, fugaces destellos de tu rostro lejano, idílico, benigno, inalcanzable, omnipotente...
     Las figuras extrañas que, encadenadas una a la par de otra, definen tu existencia me despiertan de esta letárgica muerte en la que me vi envuelto por un mal sueño. Ya quiero desembarazarme de las cadenas que me atan. Quiero olvidarme del dolor inútil. Del llanto desconsolado y del olvido cruel del cual fui una víctima inevitable. Por causa de mis pasos equivocados... por causa del demiurgo del tiempo que juega con nuestras vidas como lo haría con las infinitas piezas de un tablero de ajedrez infinito...

     La euforia nace de nuevo. La risa sincera, inocente, de aquel primer y lejano momento se recuerda y se repite; como si nunca hubiera existido nada entre la última mirada mía hacia tus ojos... y tu eterno retorno. El de esta tarde. El de ayer. El de siempre. Como si el tiempo se hubiera detenido durante una eternidad, y al continuar la aguja su marcha inexorable, se vive en el siguiente instante, olvidándose de la existencia de las heridas en el interregno. Como si no hubiera huella de aquellos interminables segundos que separaron el último momento unido a tu presencia, con este que hoy continua una historia nunca concluida, nunca iniciada... pero que quiso tener un final... y el tiempo (aquel caprichoso demiurgo) evito a tiempo...


     Hasta que estuviéramos lo suficientemente fuertes para enfrentarnos a nosotros mismos... hasta que el vendaval de toda una vida destruya todo el pasado deforme y grotesco, el que nos hizo daño, para dejar solo lo más importante, tu presencia y la mía en nuestros pensamientos...  Y el vendaval destruye lo viejo... para darle vida a lo nuevo...  reemplaza lo malo y deja solo lo bueno...


Antonio Alejandro Galland

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