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Conquistar tu tierra

Conquistar tu tierra

 

¿Por qué será que cada vez que te veo

es como si tuviera que conquistar tu tierra?


Pequeña embarcación, ese es mi tiempo,

valientes marineros son mis sueños,

hirsuta voluntad lleva mi sangre,

contra el viento y el mar mi timón se bate.


Augusta tormenta me acercó a tu vera,

solitaria isla fértil, selva dormida;

corazón protegido por un mar de malezas,

cual tesoro escondido, a por él, va mi empresa.

Hasta el valle del centro, hasta la llanura inmensa,

donde alzaré mi ciudad y te mostraré las estrellas.


Donde lugar tendrá el rebaño para alimentar su cuerpo;

y daré libertad al alma, al espíritu yerto.

Donde trabajarán mis manos fecunda tierra,

habrán frutos buenos y buena cosecha.

Donde lentamente mis valientes marineros

se harán mansos y reales ancianos del tiempo.

Y en un crisol forjado de piedras preciosas

mi corazón y el tuyo se tornarán solo uno.

Y el camino hacia tu amor se volverá más calmo,

desde el cerro más alto contemplaré mis campos.


Pero a mi pesar, un día, me llamarán otras tierras,

zarpará mi barca, extraviará tu huella...

Y volverán a reinar en esa tierra sin dueño

maleza, selva y profundo desierto.


La piedra que guarda tu corazón junto al mío

quedará hecho añicos con la primera tormenta.

Se perderán la llanura, el rebaño y la siembra

quedará desolada mi ciudad desierta...


Y al volver del continente con provisiones y sedas

tendré que volver a conquistar tu tierra.

Vencer la selva, arrancar malezas,

sembrar frutos frescos, cuidar rebaño nuevo.


Temor, inconstancia, serán infundados

porque conozco tu suelo y tú... conoces mis manos...


Me quedaré para siempre, envejeceré junto al árbol

que una mañana lejana sembré por vez primera.

Seré tierra en tu tierra, en tu ser, en tu esencia...


…Y alzaré la vista en un postrer suspiro

y buscaré tus ojos entre dos palmeras...

¿Porqué será que cada vez que te veo

enloquezco por conquistar tu tierra...?


   

¿Por qué será que cada vez que te veo, enloquezco por conquistar tu tierra?

Antonio Alejandro Galland

imágenes creadas con https://www.craiyon.com/

De Otro Siglo





Quiebra tú, corazón mío
Otra vez jugaron contigo
Y no hay barrera,
Por alta que parezca,
Que no sea infranqueable,
A tu llamado.


Quiebra
Sangra
Muere
Eres de un tiempo

A destiempo hecho.




No existe en el orbe
Quien te escuche,
quien aprecie lo que ofreces.

Ni quien entienda
el lenguaje que desprendes.

Otro fue tu siglo
Allá lejos
junto a Keats o Byron.
Tal vez
Ese fue tu tiempo
Tu lenguaje no es violento
Ya no podrás aprender la prepotencia
Ni convertir en dulce veneno,
Las palabras que nacen de tu lengua.


Quiébrate.
Estalla.
Detente.
Muéstrate frió ante el avatar
Que a éste cruel transcurrir
Nos enfrenta.

Ahora solo te queda vagar
Cual espectador enfermo
De amor.
De desamor.
De nostalgia.
De retribución.
Ahoga tu llanto.
Pues nadie quiere.
en el siglo veintiuno.
A los románticos...



Antonio A. Galland.

Desazón

Desazón

“Tan solo creo en el dolor humano
porque lo siento palpitar doquiera”
Amado Nervo


Voy a insultar al mundo
porque hoy tengo ganas de hacerlo.
De gritar contra los sordos muros
de la casa de gobierno.
Cansado ya de pedir tan sólo un poco,
de dignidad para los hombres,
renunciaré a mi ser de Ser Humano,
y me contentaré en ser como las flores:
un mero espectador de éste grotesco espectáculo.
¿Es que nadie ama ya en el mundo.
Tan lleno de mercaderes de ilusiones estériles;
y tan escasos de tiempo;
sólo el necesario para domesticarnos un poco,
ser un poco de otro, ser un poco loco,
y mirar en los trigales el color dorado inolvidable
de la cabellera de algún principito
que supo conquistar nuestras vidas;
Tan vacíos de todo esto estamos?
¿Para que pedirte Padre Eterno
que mis cansados ojos vean más?
Días y días de vivir al día...
Horas perdidas... por una mentira...
Gotas amargas de llanto, desconsolado e inútil,
tal vez en el hombro del ser que amo...
De ver dolor en los que están en derredor.
De sentir la sangre hervir de impotencia
contra la hipocresía y el orgullo humano.
¿Porqué hay maldad en una tierra ya cansada
y ronca de gritar por un céntimo de paz?
No quiero ser fatalista, ni fallarle a mi verdad.
Hoy me siento desilusionado de no ser el que soñé.
De no tener una isla para ocultar mi solitaria alma.
De continuar ahogándome en las angustias de mi telaraña.
De ser cobarde y no escapar de este simulacro de existencia,
que me tiene preso en vida.
De no apagar el aborrecible televisor de mi inútil subsistencia,
aunque de mi no quede huella;
aunque la luz de mis palabras se extinga... irremediablemente;
y sea tan sólo otra sombra en la oscuridad,
o tan sólo el último reflejo...
El que se le escapa a la tarde
cuando muere el sol a lo lejos.

Antonio Alejandro Galland
1996

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