La causa de mis palabras
Hoy escuché una canción
y tuve ganas de recordarte
de mirarte desde lejos
de hablarte en el silencio
poniendo una o dos lágrimas
Recordar.
No quise
hoy,
faltar a mi capricho,
ya longevo,
de esquivarle a la inspiración;
y escuché a la noche decir tu nombre,
a las estrellas mostrarme tu rostro
y a mi mano acariciar tu piel.
Pero estas palabras no son tan sinceras,
no son tan reales,
no son lo que nace de mi corazón.
Artificiales…
Por querer tener la forma primera,
el aura del fuego supremo,
la consistencia del más puro metal.
Yo siempre tan elaborado
y tú con tu simpleza, me dejas callado.
Viviría escuchando o leyendo tus palabras.
Viviría cerca de tu alma
donde encuentro el abrigo de la mía...
¿¡Cuál es aquella palabra
que nunca se dijo a mujer alguna
y mucho más, si es como tú!?
Hoy soy amo del reino del silencio,
la mejor forma de alabarte,
de conquistarte,
de alcanzarte al menos entre sueños,
entre espejos y brumas, entre nieblas,
tan cerca pero nunca como mi
corazón lo siente...
Antonio Alejandro Galland
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