Dedicatoria

Dedicatoria

(Amanecer Lírico)


Como el tiempo que al pasar todo muta,
mis sueños cambian de fulgor y forma,
vivo día a día y llevo por norma
el no desviarme nunca de mi ruta.
Aunque hay veces que guardo en mis recuerdos,
besos de fuego, auroras compartidas,
el silencio de noches escogidas
para ahuyentar a mis fantasmas lerdos.
A ti es, a quien hoy voy a ofrendarte
la mayor de las perlas escogidas,
por ser báculo, guía y estandarte.
Entre el cielo y la tierra voy a darte,
una loa sublime y escondida.
¡Hasta mis sueños hoy voy a entregarte!



Antonio Alejandro Galland


Epitafio

Epitafio




Pediré la llave, abriré la puerta,

romperé el sello y partiré...
no me esperen porque el frío,
tiernamente, abrazará mis huesos;
y dormiré...

Observaré carteles titilantes
ofreciendo curas falaces
al orbe triste, cual ganado hambriento.

Existir y No–existir.
Eterna espera.
Ansiando redención,
eximición de mí condena,
de las penurias que en mi alma habitan.
Me enfrentaré otra vez (inútilmente)
ante la parca humillante,
ante mi maligna esencia;
y como es de esperar, quizás pierda,
como siempre...

Viajaré con los pájaros del tiempo
hacia la tierra del olvido.
Comeré del fruto prohibido,
y me bañaré en la fuente del bien y del mal.
Me alzaré como un fénix sin alas,
y llegaré al país desconocido de la paz...

Tomaré la llave... abriré la puerta...
renunciando a este mundo.
Beberé del agua de la vida...
y me recostaré a descansar.



Antonio Alejandro Galland

Los labradores del desierto I

Los labradores del desierto I

Esperanza   
    


No importa cómo, yo sé que será...
no importa cuándo, yo sé que estará...
El desierto florecerá... el desierto de la vida,
tras las heridas y el dolor, en pos de la verdad.
Aquellos que a pesar de la tormenta
quieran resistir a su inequidad...
Aquellos que a pesar de la sequía quieran perseverar...
A todos ellos yo los invoco:
sed grano de mostaza, sed de real valor,
de Virtud inactiva, de color fulgurante...
aunque el suelo dar frutos no pueda,
tened fe, si puedes creer que será así...
después de la lluvia saldrá el sol...
La tierra verá, sentirá,
y fructificará nuestro esfuerzo...
Los frutos serán de todos y para todos;
será el color y la flor del desierto,
que ahogará las turbulentas tormentas,
de los recuerdos y de tenebrosas lagunas
de miedo, de hiel y veneno.
No importa cómo, yo sé que será...
Florecerá la flor, a pesar del sol, de la roca y del calor.
El amor vencerá por siempre,
y germinará hasta en los desiertos
que nunca tuvieron color...




Antonio Alejandro Galland

Siempre Recuerdos

Siempre Recuerdos


¡Niebla: Apártate! ¡Sueño: Esfúmate!

¡Dejadme a solas con mis pensamientos
y sacudid la insolente idea de obedecer
a las costumbres de las bestias...
entregándome al sueño!

¡No! Escaparé de tus abominables fauces
y veré caer, grano a grano, la arena
sobre la infinita montaña de tu clepsidra
inasible, inabarcable, cruel y absoluta.

¡Niebla: Apártate! ¡Dejadme ver el cielo,
el mundo y su misterio, la dicha y el dolor,
el recuerdo del ayer, el mañana...;
el que fue, el que pudo, el que será!

¿No ves que agotado estoy de esta batalla?
¿No puedes dar tregua y menguar el fuego
con el cual abrazas mi alma, mi carne?
¡Esta noche una estrella me llama!¡LO SÉ!

¡Sueño: Esfúmate! ¡Son sus manos
las que besar tiernamente pido!
¡Son sus sueños los que busco!
¡Sus plegarias las que hacer reales quiero!

Y acostumbrarme no puedo
a buscar su presencia
cuando la luna impone su imperio
y se rebela en mí, tu escondida luz,
en cada pensamiento, palabra o recuerdo...

¡SIEMPRE RECUERDOS...! de naciente olvido;
de velados y tolerados recuerdos;
de mórbidos y dolorosos recuerdos;
¡SIEMPRE RECUERDOS!... ¡NUNCA EL OLVIDO!

¡Pues vengan! Aquí los espero
y les daré pelea con espada en siniestra
y pluma en la diestra. ¡Ella...!
¡Ella está conmigo...! ¡Y conmigo...!

¡Y conmigo que venga el diablo
y haga lo que quiera...!


Antonio Alejandro Galland
16 de julio de 1998 3:25 AM